En un huerto de frutales se encuentra el cadáver de un fruticultor, enterrado boca abajo y envuelto como un espantapájaros. La espectacular puesta en escena del asesinato lleva a la comisaria Maris Bächle y a su colega Konrad Diener a sospechar un motivo personal. Además, cuando el introvertido hijo de Konrad Diener desaparece sin dejar rastro en el bosque durante una excursión escolar y reaparece cambiado, pero se niega a dar información sobre su paradero, Maris recuerda cómo la encontraron en el bosque cuando tenía 8 años. Con la ayuda del archivista de la ciudad, los dos investigadores se topan con una antigua leyenda sobre los espíritus del bosque y un antiguo lugar de ejecución en medio del bosque. El tribunal forestal se reunía antaño en este lugar místico. Al parecer, está activo de nuevo.