Los sepultureros viven felices, tienen el único cementerio de la ciudad, no les faltan clientes y cobran lo que quieren. Pero todo esto se acabará con la llegada de una incineradora que les empezará a quitar todos los clientes. Los sepultureros idearán un diabólico plan para eliminar a la inesperada competencia... pero no les será fácil, su propietaria, Madame Soplete, es un hueso duro de roer