Chicago, febrero de 1932. El crimen se ha extendido por todas partes, desde los callejones oscuros de Cicerón hasta la atmósfera social de la Costa de Oro. El abogado corrupto Paul Curtiz asiste a una fiesta organizada por el jefe de pandilleros, Augie Viale, rey del sur de Chicago. En el fondo, Viale está pagando abiertamente a estos invitados con efectivo: comisionados de policía, jueces, abogados y hombres de negocios; todos listos para entregarle Chicago a Viale en bandeja de plata.