Se le recuerda a Jasón su promesa hecha con la hechicera Circe, y su sombría advertencia en caso de que no cumpla con su parte del trato. Con la amenaza de Circe sobre él, no tiene más remedio que actuar; debe matar a la reina. Infiltrarse en el palacio no sólo es mortalmente peligroso, sino que también imposible. Bajo el amparo de la noche, Jasón entra en acción, pero pronto sus intenciones empiezan a desmoronarse poco a poco.