John Lennon y Paul McCartney se convirtieron en los compositores más influyentes de finales del siglo XX. Su música no sólo era inmensamente popular, sino que también demostró que la armonía occidental tradicional, el principal componente de la música europea, todavía tenía mucho que ofrecer. Ellos, más que nadie, salvaron la tradición musical occidental de la extinción y le dieron un nuevo propósito y una dirección.