El grupo es conducido ante el Rey Charioce, que ante la sorpresa de todos convierte en caballeros a Favaro y Kaiser. Amira identifica al lugarteniente de Juana de Arco, el capitán Lavallée, cómo su padre e insiste en verle. Juana es bendecida por los dioses con una espada sagrada, lo que despierta celos en Charioce y los demonios lo aprovechan para manipular su mente. Mientras, comienza a forjarse una traición entre los demonios.