Luis es un gris empleado de banca, tranquilo, paciente y buena persona, una de esas personas invisibles en las que nadie repara cuando uno se las cruza por la calle. Vive apocado por su mujer Úrsula, quien lo tiene completamente anulado. Cuando ella aparece muerta, la vida parece resolverse para Luis. A pesar de que es el sospechoso número uno, su coartada es irrefutable. Pero en esta ocasión, el olfato de Laura Lebrel puede verse anulado, ya que el interés que demuestra por el caso no es estrictamente profesional. Por primera vez en su vida, sus sentimientos hacia el sospechoso traerán inesperadas consecuencias.