Durante la guerra de Vietnam, el ejército norteamericano necesitaba un avión especializado en labores de vigilancia y equipado con armamento ligero. Después de considerar varias ofertas, se decantaron por el Rockwell OV-10 Bronco, un pequeño avión con dos turbohélices que destaca por su versatilidad, largo alcance y bajo coste. Durante su bautismo de fuego demostró su eficacia en la detección de objetivos y en labores de apoyo a las tropas desplegadas sobre el terreno, y continuó su carrera útil con el ejército norteamericano hasta la Guerra del Golfo en 1991.