Agorastocles, que ahora es un hombre libre, decide probar suerte y unirse por su cuenta al bando de Marco Antonio, dejando a Antonino al cuidado de Manio. Éste viene contando que se ha cruzado a un tracio que se le parecía. Nadie da importancia a la anécdota excepto Saulo, el augur, que tiene una teoría al respecto.