En los años noventa, una nueva generación de mujeres alcanza la mayoría de edad y lleva al movimiento feminista a un nuevo nivel. Tomando como base el trabajo que realizaron sus madres, estas disruptoras insolentes aceptan con brazos abiertos todos los aspectos de la feminidad, y el "poder femenino" se convierte en el grito arengador de las estrellas de pop innovadoras, magnates de los medios, atletas, fugitivas de ficción y princesas guerreras de la década.