Bajo el fuego de las preguntas de Larosière y su fiel compañero Lampion, las coartadas de cada uno caen una a una y la policía llega a la conclusión de que cualquiera podría haber matado a Simon Le Tescou. Mientras Edith y Victor vuelven a abrazarse como lo hacían en su juventud, Louise le dice a Antonin, su amante, que está embarazada. Madeleine, su prometida, escucha su conversación.